viernes, 4 de enero de 2013

Crisis es cambio.

Y seguimos en crisis.

Como terapéuta de familia tengo que incorporar este proceso de cambio no sólo en el nivel personal familiar privado sino también en el ámbito profesional con las familias que solicitan terapia para ser ayudadas en sus crisis, o lo que es lo mismo, es sus procesos de cambio. 

En terapia familiar, los terapéutas tenemos una actualización personal en nuestra formación para poder actualizar a la familia/individuo que tenemos delante/al lado. Aprendemos de nuestras crisis y las afrontamos para poder diseñar y dirigir procesos de cambio en las crisis de otros.

Como ejemplo, el cambio, transformación, de roles en los géneros. El género femenino ha evolucionado en las últimas décadas en una dirección progresiva hacia la igualdad, lo que ha permitido, en ocasiones, al género masculino iniciar un proceso de cambio hacia esa misma dirección de la igualdad. 
Roles masculinos teóricamente definidos por los valores de igualdad, pero pragmáticamente desconocidos ya que el modelo que tenían estaba basado en uno potencialmente patriarcal.


Vemos como el cambio en el género masculino es vivido como un "tiene que ser así", cuando no paramos a pensar en que para ellos no ha habido, en la mayoría de los casos, un modelo de referencia que les haya permitido aprender de forma vicaria.  La mayoría de las veces aprenden por madurez de los valores aprendidos, esos sí, en el seno de la familia de origen, pero otras veces aprenden a fuerza de discusiones, luchas de poder, confrontaciones en el seno de la pareja. 

Son ambas partes las que aportan potencial para el cambio, hayan pasado o no por una crisis de pareja, es seguro que las dos partes ofrecen sus recursos para que una nueva configuración surja en el seno de la familia. Si yo te "potencio" a sacar lo mejor de tí, te estaré enseñando a cómo hacerlo conmigo. 

¿Qué aporta tu pareja para que tu puedas...?


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