martes, 19 de febrero de 2013

Fratria y Drogodependencia.


Fratria y drogodependencia: "Tu no eres como tu hermano". 


A lo largo de la práctica clínica en drogodependencia, y de decenas de entrevistas familiares, nos encontramos con que muchos de los padres afirman, con elevada seguridad, que han “hecho lo mismo con todos los hijos”, refiriéndose a que los han educado, protegido, enseñado, etc., con equidad. Dejando entrever la “mala suerte” que han tenido con su hijo drogodependiente, prefiriendo buscar causas exógenas a mirar de puertas hacia dentro de casa. Otros padres entonan la “mea culpa” con una autoflagelación  tan exagerada que dificulta la implicación de otros miembros del sistema familiar.

Nuestra perspectiva sistémica dirige la mirada a familias que en cuyo seno tiene al menos un miembro en la fratria, drogodependiente y cómo las funciones parentales son percibidas por el hijo drogodependiente y por uno de los hermanos sin síntoma adictivo. Elegimos de entre numerosas definiciones sobre parentalidad la de Juan Luis Linares, cómo las relaciones entre progenitores y sus hijos pueden estar conservadas o deterioradas, tomando esta variable y tres factores con la que la medimos, la nutrición emocional, la normativa y la protección, midiendo la percepción en las dos muestras del subsistema de fratria.

Queremos medir en nuestra muestra si hay diferencia en la percepción entre hermanos (uno drogodependiente y otro no), respecto a las funciones parentales (J.L.Linares, 1996). Y como más adelante referimos, planteamos que dentro de la muestra de toxicómanos las funciones parentales estan menos conservadas respecto a los hermanos. ¿Percibirán los toxicómanos menos nutrición que sus respectivos hermanos?. No queremos, ni podemos, señalar una acción causa-efecto entre la variable (función parental) y el síntoma (drogodependencia), debido a la multicausalidad de la drogodependencia, referida por muchos artículos publicados. Simplemente relacionamos, en una parte del estudio, las dos variables “parentalidad conservada” y “drogodependencia”, medimos y presentamos los resultados.

Caín responde ante Dios con una cuestión, “¿Acaso soy yo el custodio de mi hermano?”.  La custodia, en principio, corresponde a los padres. Pero no siempre éstos utilizan esta responsabilidad legal y moral de la mejor manera, o al menos, lo más eficaz posible, por diferentes motivos, a veces delegan sus funciones como padres a un hijo, (generalmente al primogénito), o no quedan bien definidas sobre quién responde ante quién. Esta confusión afecta a los hijos, y entre ellos, al subsistema de hermanos, siendo cultivo de posibles rivalidades, comparaciones, deslealtades, … y en el peor de los casos, patologías.



Os adjunto el artículo de mi trabajo como un resumen de los resultados. 







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