Una historia de maltrato, en donde se ve claramente, la repetición de patrones relacionales, a lo largo de varias generaciones.
Los padres ya sufrieron las consecuencias de unas pautas de crianza inadecuadas que los obligaron a afrontar la vida en circunstancias desventajosas. Así se entiende mejor su fracaso con sus hijos, y sobretodo con dos de ellos. La cadena del maltrato, a través de la patología adictiva de uno de los hijos y la conducta inadaptada y la depresión de otra de sus hijas, que amenazaba con transmitirse a los hijos de éstos, entrelazándolos en juegos perversos con las otras dos generaciones (abuelos y padres).
Por suerte la cadena del matrato pudo ser interrumpida por una intervención terapéutica, que fue también preventiva de males ulteriores y rehabilitadora de las secuelas del pasado. Y la terapia liberó unos recursos nuevos; el grupo de hermanos adquirió protagonismo, supliendo en su capacidad reparadora, los límites de los padres. Tal es la lógica del ecosistema. (Juan Luís Linares, 2007)
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