martes, 1 de octubre de 2013

En guerra con un hijo adolescente

  La etapa del ciclo vital de la adolescencia es un periodo crítico de la vida y especialmente vulnerable, donde ciertos rasgos de violencia y anti-sociabilidad, pueden ser comunes en este momento y pasajeros. Y los estudios constatan que cuanto antes se intervenga, mejor pronóstico tendrá el adolescente. El joven pone en práctica el aprendizaje de ensayo-error, esto significa que va probando respuestas hasta encontrar aquella que le da el resultado que necesita, la mayoría de las veces, salirse con la suya. Si ve que utilizando la amenaza e intimidación, consigue lo que quiere, lo hará cada vez más veces y con mayor intensidad. Cortar esta dinámica familiar es fundamental, y hay que hacerlo cuanto antes.

  La vulnerabilidad del adolescente necesita de la fortaleza de sus padres/tutores. Los padres tienen que mostrar esa fortaleza siendo coherentes con los castigos y premios, poniendo límites y haciendo que se cumplan las normas. No poner castigos que no se puedan cumplir (por irreales, desmedidos o permisividad), mejor resultado tendrán los padres/tutores si pueden cumplir su palabra, por ejemplo, esta tarde no juegas a... (aquello que le guste) o durante tres horas vas a estar sin..., en vez de "te quedas sin jugar" (ilimitado y nada concreto), porque el que la consecuencia negativa/premio tenga forma, principio y fin, es importante para que vea que se ha cumplido. Las consecuencias negativas, así como los premios, tienen que ajustarse en medida, no recoger su ropa no es igual de grave que un insulto.

Hasta mañana no puedes usar...
  Los premios funcionan mejor que los castigos, ya que si no está acostumbrado a ser premiado, este comportamiento lo deja "fuera de combate".










  Un estudio centrado en el desarrollo de problemas de conducta en la adolescencia, destaca la relación existente entre el funcionamiento familiar -comunicación y conflicto- y la comisión de conductas violentas y delictivas en la adolescencia. La terapia familiar ayuda en la comunicación y en encontrar nuevos significados relacionales que permiten a la familia a relacionarse de una manera más eficaz.

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